Ensus últimos días de vida, el poeta Miguel Hernández, preso político del franquismo en la cárcel de Alicante, se empeñó en escribir cuentos a su hijo Manolillo,
Lasprimeras musicalizaciones conocidas de “Aceituneros” son de Paco Ibáñez (Paco Ibáñez 2, 1967), Pablo Sorozábal Serrano (Cantos de amor y lucha.Cantos de amor y paz, 1969) y Enrique Morente (Homenaje flamenco a Miguel Hernández, 1971, solo en la edición de México; no está en la edición española).Ninguna de estas versiones está en
AMiguel Hernández le debo que, cuando a mí no me salía ni una, pudiese susurrar a mi hija recién nacida: "Rival del sol./ Porvenir de mis huesos/ y de mi amor". COMENTAR / VER COMENTARIOS

Pocotiempo antes, Miguel Herrán explicaba el motivo por el que descartaba tener hijos biológicos. Celia Pedraza y Miguel Herrán acaban de convertirse en padres

MiguelHernández. A mi hijo. Te has negado a cerrar los ojos, muerto mío, abiertos ante el cielo como dos golondrinas: Hoy, que es un día como bajo la tierra, oscuro, como bajo madre España, piedra estoica que se abrió en dos pedazos. de dolor y de piedra profunda para darme: no me separarán de tus altas entrañas, madre. Además de morir por ti, pido una cosa: que la mujer y el hijo que tengo, cuando pasen, vayan hasta el rincón que habite de tu vientre, madre.
Aceituneroses un extenso poema con características que recuerdan a las canciones populares. Miguel Hernández quizás pretendía que sus versos sonaran en la cabeza de muchos y fuera leído por otros tantos para que recordaran el mayor número de personas posibles cuánto trabajaban los aceituneros de Jaén y qué buen fruto se obtenía del
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